Ya sabemos que el fútbol mueve masas.
¿Es espectáculo?, ¿es un negocio?,
¿es deporte?; dejémonos de guasa.
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¿Para qué?, no lo saben ni los socios.
Las cifras que se mueven me marean;
dos dígitos, si hablan de millones.
¿Tan meritorio es hacer esa tarea?;
y no digo que en lo suyo no lo sean,
que yo aquí solo doy mis opiniones.
Hay fichajes que son escandalosos,
tuerce-botas que ganan un pastón,
anuncios con contratos asombrosos,
periódicos detrás como golosos
y, sí, radio y también televisión.
Y como ejemplo de tanto devaneo,
el último, el Galés llamado Bale,
que ha llegado al Madrid, según hoy leo,
por noventa millones, o eso creo.
¡A ver si lo que cuesta es lo que vale!
EL TROVADOR IMPERTINENTE
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