
le dijo su novia Margarita,
sujetando una ídem en su mano,
un día, entrado ya el verano.
No pudo olvidar aquella cita.
¿Por qué me dices eso, Margarita?,
preguntó él, tal vez confuso,
¿por qué?, y perdón que lo repita,
(ahí trató de ponerse más cerquita,
y logró tocarle el culo, incluso).
Porque tienes un amor estacional,
me quieres como a un bulbo en jardinera,
de una forma totalmente desigual,
tu cariño es un cariño trimestral:
¡Solo me "riegas", Feliciano, en primavera!.
EL TROVADOR IMPERTINENTE
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