Planteamiento:
Si hubiera preguntado al guardián que decía
siempre la mentira, éste le hubiera dado cómo
respuesta que la puerta de la libertad era realmente
la contraria; o sea, la falsa.
Si la pregunta se la hubiera hecho al que siempre
decía la verdad, le hubiera contestado que su compañero
guardian le iba a decir que la puerta para ser libre
no era tal sino también la falsa.
Así pues, lo único que tenía que hacer el prisionero
es elegir, independientemente de a quién hiciera
la pregunta, la contraria de la falsa.
¡qué tonteria!, ¿no?
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