Hoy, Sanchez, solo tiene un enemigo,

un ser que, os lo juro, no está vivo,
un muerto de lo más inofensivo,
un muerto que está enterrado en el Valle.
Se empeña en sacar de allí su esqueleto,
con urgencia, hacerlo antes de un més;
con prisas, lo ha tomado como un reto.
Cabreado, ha dicho ayer en concreto:
Esos huesos los arrastro por los piés.
EL TROVADOR IMPERTINENTE
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