sábado, 15 de enero de 2011

CUENTO DEL SEÑOR DE LA SONRISA RIDICULA (en verso)

EL TROVADOR IMPERTINENTE
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Pues érase una vez una Nación
que se dió en elegir un gobernante,
muy dado a anunciar, mas sin razón
promesas que vendían la ilusión
de acabar con el paro en un instante.
No hubo entonces ningún alma piadosa
que le hubiera conducido al frenopático,
evitando tanta idea desastrosa
que sumía al país bajo una losa,
solo por querer ser tan simpático.
Sin embargo, ganó las elecciones
dando prueba del estado mental
del colectivo, en esas votaciones,
votando solo a impulsos, no a razones,
y dando una de arena y seis de cal.
Se adornaba de múltiples piruetas
con el fín de atornillarse en el poder
y ahora actua, cambiando de chaqueta,
porque, viendo el fracaso de la Zeta,
no le importa dar su brazo a torcer.
Tras siete años de autocomplacencia
y de tanta política arrogante,
el pueblo ha dictado su sentencia:
Se acabó el optimismo y el talante,
¿quién confía ante tanta incompetencia?.
Adiós a esa sonrisa de insolencia.
Las reformas se hacen ... ¡pero antes!.
MORALEJA:
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Esto que hace ahora no es sacrifício,
ni tan solo un propósito de enmienda;
es un acto de soberbia y de egoismo
para no reconocer el cataclismo,
¡ y yo no voy a ser quien le defienda !.

1 comentario:

Pepe dijo...

-Muy curioso, un verso para un cuentista, como siempre muy impertinente y por contra oportuno, vamos, que se lo merece y te quedas corto, ¡Muy bién Luis!, ya se echaban de menos las coplillas y versos que tanto nos gustan...Plas,plas,plas,plas,plas,plas.

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