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De esos conversos del déficit cero,
que hasta ayer firmaban nuestra ruina,
y de los sindicalistas de crucero,
he podido escuchar a un camarero
que han cambiado, comiendo, la rutina.
Han suplido el sabor del bogavante
por menús de macarrones boloñesa,
ya no van a los sitios elegantes,
tabernas, en lugar de restaurantes
y manteles de papel sobre la mesa.
No buscan, como antes, reservados,
hoy prefieren mostrarse y que los vean
comiendo los menús recalentados,
fritanga de filetes empanados
y un flan con nata y vas que arreas.
Quedan atrás los cinco tenedores
y hasta el coche blindado ante la puerta,
la moda son los vinos peleones,
se acabó el pata negra en los jamones,
ni hay propínas, trincan hasta las vueltas.
Creo yo que es todo una impostura
contraria a las seis cifras de sus sueldos,
puede ser propaganda ó cara dura,
pero una cosa sí tengo por segura :
Si lo he soñado ó no, ya no me acuerdo.
EL TROVADOR IMPERTINENTE
2 comentarios:
-Si Luis, yo también me he dado cuenta, en el fondo solo quieren aparentar austeridaad y ademas como tienen que pagar de su bolsillo les gusta mas la comida casera. jajaja estupendo per verso. plas plas plas plas
¡MUY BUENO, Luisito! Me ha encantado, como siempre. Lo que es posible que no sepas es que esto del restaurante con menú de obrero lo utilizan para hacerse la foto o salir en los informativos. La realidad es que no prueban los macarrones ni el filete empanado. ¡Que no! Porque, una vez dejada la prueba gráfica se marchan al Zalacaín para comer como Dios (o Marx) manda. ¡Menudos cabrones!
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