con la buena intención que tu ponías.
Tu dijiste: - yo restauro en un plís plás-
-Pero hija, tan temprano, ¿donde vás?,
le dijo una tal Lucía,
y ella, ufana, ni siquiera mira atrás,
-ya verás, lo termino al mediodía-.
Con sus manos inocentes,
sus óleos dominicales,
hayóse, del fresco, enfrente
y, su fé, fué suficiente
más no tanto sus cabales,
pues, lo que hizo, ya no vale.
Fué, en principio, un Ecce Homo,
no especial, de los normales.
Restaurado, es feo de ver;
aún así, yo la perdono.
Es cierto, fue sin querer
que parezca un Ecce Mono.
No acertó bien con los tonos,
¡como Dios le dió a entender!.EL TROVADOR IMPERTINENTE
1 comentario:
-Hay que tener cojones para con brocha en la mano, restaurar este pobre Ecce Homo al más puro estilo Botero, -¡La Madre de Dios, cuanto sufrimiento! jajaja, ¡¡¡Muy bueno Luis!!!
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