que no pintaban nada en el mundillo
sin taco de dinero en el bolsillo
y un yate del tamaño de corbeta.
Un tonto presumido y "pegotero"
que ya está en grave peligro de extinción.
El hortera engreido no es tan fiero,
ya malvende su yate, lo primero,
que la crísis le aprieta el cinturón.
Borrado del paisaje tanto lelo,
es el final de tanta tontería,
de tanta ostentación de mediopelo
y de los coches último modelo.
¡Ya están en el lugar donde debían!.
1 comentario:
Este tema es viejo, que siempre ha habido pobres que se hacen ricos y ricos venidos a menos, en cuanto al yate es sabido que tener uno te da dos placeres, uno al comprarlo y otro al venderlo,jajaja, ¿Esto es una crónica veraniega? ¡Pués dilo, que me gusta mas! Plas,plas,plas,plas,plas.
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