Como una huelga de hambre es un derecho
por el que puede optar cualquier recluso,
y alguno ya parece que lo ha hecho,
mientras aduce estar algo maltrecho;
del derecho, dejemos que haga uso
y pueda, de esa forma, sacar pecho
y después, convertido en un desecho,
pueda morir en paz, siendo un iluso,
cumplido el deseo desde su lecho,
porque, a su muerte , ya nadie se opuso.
EL TROVADOR IMPERTINENTE
2 comentarios:
Eso, eso, que le dejen morir en paz
¡¡EXCELENTE, Luisito!!!!!!!
-¡Cuanta razón!, mejor que le dejen tranquilo y así nos sale más barato.
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