Desconcierta siempre España,
un país de doble o nada,
de esplendores o legañas,

con rumbo o desconcertada,
capaz de parir rufianes,
pero, en la misma camada,
hombres de grandes hazañas
y sabios a sus afanes.
También zafios, charlatanes
o trepas, de la peor calaña.
¡Ay, España!, de lances, lanzas o cañas,
de genios o de holgazanes,
de quien fiarle los panes
o del villano que engaña
que, de ser tan solidaria,
te has hecho hoy tan tacaña.
EL TROVADOR IMPERTINENTE
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