En este país de hambres históricas,
lo de subir, socialmente, un escalón,
es comer hasta darse un atracón

Para algunos, lo más sofisticado,
lo más "in", es hartarse a langostinos,
poniendo en la factura otro destino
y así pague la juerga el Estado.
Es el caso de los chicos de "Ugeté",
que han cogido al langostino por blasón,
hasta llegar a convertirse en obsesión.
Ya lo sabes, camarada : ¡ afíliate !.
EL TROVADOR IMPERTINENTE
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