per- VERSOS.- MI EXPERIENCIA EN UNA CLINICA DENTAL

Contar debo este suceso,
esta incómoda experiencia
que por ser irremediable,
no culpo a nadie de eso,
pues sólo yo soy culpable.

Afirmo que soy viejuno
y como tal, y en conjunto,
físicamente, una ruina
causante pues de este asunto
que hoy explico en estas rimas.

Tal vez por algún descuido,
(eufemismo de desidia)
no presté mucha atención
sabiendo lo que fastidia
del dentista su sillón.
Pero amigos, es más grave
ver que con tu dentadura,
comer se vuelve un suplicio
y hasta las tiernas verduras
exigían sacrificios.
Debí así priorizar la razón
sobre ese miedo enfermizo
a las clínicas dentales
y os cuento lo que se me hizo
ya con pelos y señales.

El estado de mis dientes
no admitía más demora.
Algunos iban colgando
cuando me vio la doctora.
-Esto está para amputar-,
me dijo con buen talante,
y mi respuesta fue: -¿cuando?
y aseguró: - cuanto antes- ;
te quito todas las piezas
y te pongo doce implantes.

Y es así que esa semana
la mencionada doctora,
como quien con precisión
deshojara una lechuga,
dejóme aspecto burlón
y con cara de tortuga.
Y de semejante guisa
ahora estoy en lenta espera,
pues aquí no valen prisas.
Ahora bien, dispón de Visa
o haz acopio en la cartera,
que tener la boca sana
y una atractiva sonrisa,
caro es, pero es barato;
es trabajo de semanas
y añade, además, que el diente
es, te dicen,  de titanio,
fabricación alemana.

   EL TROVADOR IMPERTINENTE