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Lo que queda del sistema se desploma.
Tanta corrupción es lluvia radioactiva.
La democracia aquejada de un linfoma
y el estado, en general, entrando en coma,
mientras España navega a la deriva.La vida pública es un barco desanclado
en diario aguacero de redadas
y, en la orilla, ciudadanos cabreados,
perplejos, con ira, avergonzados,
tragándose la basura acumulada.
Mientras, crece la incierta tentación
de entregarse a la aventura populista,
de los que pescan, como no, en la irritación.
Cientos de votos que les da cada ladrón
a la nueva formación del coleta oportunista.
EL TROVADOR IMPERTINENTE
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