martes, 10 de febrero de 2015

LA HISTORIA DE DAMIAN (nombre ficticio) QUE, ESTANDO BIEN DE SALUD, ACABÓ MURIENDO

Damián fue a hacerse un chequeo rutinario. El médico
le hizo toda clase de pruebas y, al encontrar ciertos
valores que habia que mejorar, le recetó:
Atorvastatina para el colesterol, Losartan para el
corazón, Metformina para prevenir la diabetes, un
Polivitamínico y Desloratadina para la alergia y
como protector del estómago, el Omeprazol.
Damián fue a la farmacia y gastó gran parte de su
pensión en distintas pastillas de todos los colores.
A los pocos dias habia olvidado en qué orden debía
tomar algunas de las capsulas y pastillas y volvió,
de nuevo, al médico. Este, le notó un poco tenso y,
tras explicarle el orden de las ingestas, le recetó
Alprazolal y Sucedal para dormir.
Esa tarde, cuando entró en la farmacia, el farma-
céutico y los empleados le aplaudieron y le hicieron
la ola. Así mismo, el laboratorio fabricante de algu-
nos de los medicamentos le nombró cliente protector,
le regaló un termómetro y un boligrafo con el logo
de la farmacia.
A los poco dias, Damián se resfrió y su mujer le hizo 
acostarse. Llamó al médico, le dijo que no era nada,
pero le recetó Tapsín dia y noche, Sanigrip con efedrina
y como le dió taquicardia, le agregó Atenolol Amoxicilina.
Le salieron hongos y herpes y le indicó Fluconol con
Zovirax
Lo que leía en las contraindicaciones de los prospectos
eran cosas terribles. No solo podía morir sino que podía
tener sangrado anormal, arritmias, insuficiencia renal,
cólicos y alteraciones del estado mental.
Asustadísimo, llamó al médico, que le dijo que no hiciera
caso y que estuviera tranquilo, mientras le hacía una
nueva receta con Rivotril con un antidepresivo, Sertralina.
En la farmacia ya le habían nombrado cliente VIP
todo esto le iba poniendo cada vez peor. Llegó un 
momento en que al pobre Damián no le quedaban horas
para tanto medicamento, por lo cual no dormía a pesar
de las cápsulas para el insomnio que le habian recetado.

Tan mal se puso que, un día, haciendo caso a lo que
había leido en los prospectos, SE MURIÓ.
El entierro fue multitudinario, pero el que más lloraba
era el farmacéutico.
Su esposa aún afirma que menos mal que le mandó a
tiempo al médico, porque si no, seguro que se habría
muerto antes.
                          EL TROVADOR IMPERTINENTE


No hay comentarios:

Contador de Humor