Nueve de la mañana en Barcelona.
Nadie puede escapar de la Diada.La Ciudad es una "jaula dorada".
¡¡Yo que pretendía irme a Gerona !!.
Dos mil autocares traen la masa,
a esa Diada autocomplaciente.
Turistas preguntando lo que pasa;
no se, contestan otros, ¡pero vente!.
Los manteros ya venden la estelada
que sirve de mantel o de pareo.
Cuatro euros, lo se porque lo leo,
y se que están en China fabricadas.
Hay comerciantes, putas, peluqueros.
Voy buscándome un sitio mientras grabo.
Un montón de banderas y letreros,
incluso niñas en la edad del pavo.
Ya es una cicatriz la Meridiana.
Parece que estan todos muy contentos,
no piensan para nada en el mañana
ni en esa corrupción del tres por ciento.
EL TROVADOR IMPERTINENTE
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