
que antes se llamaba España,
era (y así lo publica el CIS)
serio como un traje grís
y que olvidó las legañas.
Pero viendo lo que he visto
en el nuevo Parlamento,
de lo afirmado, desisto.
No hace falta ser muy listo
con semejante esperpento.
La imagen lo dice todo.
¿Consiste en esto el progreso?.
¿Se hace país de este modo?.
El deprimente espectáculo,
¿es que lo he visto yo sólo?,
pues lo siento, ¡no me mola este Congreso!.
EL TROVADOR IMPERTINENTE
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