Me tocas los polvorones
y me pongo de los nervios,
porque son muy delicados,
Deberás tenerlo en cuenta
cuando te acerques a ellos.
Nunca aprietes demasiado,
suavemente es lo correcto.
Manejar los polvorones
requiere gracia y talento.
Para llevarlo a la boca
(el polvorón, me refiero)
evita las brusquedades
(aquí te pillo y te muerdo).
Que no se nos desmorone
nada más desenvolverlo.
O sea que, lo repito,
por si no tienes recuerdos:
Me tocas los polvorones
y me pongo de los nervios.
Porque son tan delicados
que basta cualquier tropiezo
para que ahí, el polvorón,
se quede todo deshecho,
Y pena me da decirlo,
eso no tiene remedio.
EL TROVADOR IMPERTINENTE
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